Expresión y danza, dos compañeras de viaje

La danza es una disciplina artística que tiene su origen en la expresión corporal. Favorece el desarrollo del individuo, ya que le permite tomar conciencia de multitud de aspectos como la mirada, el gesto o la propia actitud del cuerpo. Además, contribuye a la manifestación de los instintos y las emociones para lograr una armonía natural con nuestro estilo de vida.

Arte en movimiento

Como experiencia que trasciende a la palabra, tiene sus propios códigos de comunicación, se convierte en una actividad autónoma cuando accedemos a ese lenguaje que es el arte en movimiento. A diferencia de otras disciplinas artísticas, el cuerpo forma una unidad indisoluble con el intérprete. Para lograrlo hay que exceder a lo cotidiano, utilizarlo de un modo creativo y expresivo.

Danza y educación

La danza, como forma de la educación y la cultura, es la expresión artística más antigua, una actividad que está presente en todas las culturas y razas. Mujeres y hombres de cualquier edad se han apropiado de ella para comunicar experiencias, sentimientos como la tristeza, el júbilo o el amor. A lo largo de su historia no solo ha servido como función ritual en prácticas mágicas y religiosas, también a modo de catarsis, para liberar las tensiones y las inquietudes emocionales. Bailar, aprender sus técnicas y conocimientos, está al alcance de cualquiera.

Beneficios

No cabe duda que la danza reporta múltiple beneficios. Contribuye al desarrollo del ser humano, ya que una visión emocional, sensible, permite expresar una concepción propia sobre la realidad o el entorno. Además estimula la flexibilidad, el equilibrio y la coordinación del cuerpo. A través de este movimiento se estimula a su vez el mundo interno e imaginativo. La danza como expresión corporal aviva la improvisación, la creatividad, el placer por el juego, dando lugar al enriquecimiento personal y a una comunicación más profunda con los demás.
Hasta hace bien poco se creía que la creatividad era una actividad propia de los artistas, pero actualmente se sabe que está relacionada con la imaginación, el aprendizaje y el trabajo de cada persona. Actividades artísticas como la danza provocan que el intérprete participe en el propio proceso, tomando conciencia de su cuerpo como vehículo de expresión emocional.

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